Hay en Japón dos artistas reunidos bajo el nombre de Nerhol y que descaradamente desconstruyen la mirada y el rostro para reconstruir mejor su universo. Eso es lo que, a su manera, está haciendo Mercè Domenech a través de ésta muestra que, con acierto y algo de travesura, presenta bajo el nombre polisémico de DESCARADA sin que sepamos si alude a sí misma, a su osadía y atrevimiento o a su propia obra.

Resulta impresionante ver cómo Mercè ha asimilado tantas influencias (sean ‘’locales ‘’ o universales) en tan poco tiempo por ser ésta sólo su segunda muestra. Locales porque como no pensar en Dalí o Miró sus paisanos tan emblemáticos del genio catalán y que utilizaron el collage y la mirada con tanta fortuna. Y ni hablar de Picasso. Universales porque estos guiños muy descarados recuerdan tanto a los Dadaístas como a los Cubistas, pensemos en Duchamp o incluso en el ámbito literario en Borges. Y la mirada no será el hilo conductor del arte desde sus principios tanto la del artista como del espectador ?

Tampoco se puede dejar de mencionar al arte povera, éste arte que sublima los objetos insignificantes. Es exactamente lo que hace Mercè. El descaro es lo que siempre ha movido el arte, cuán descarados fueron los primeros impresionistas que tuvieron que conformarse con un Salón de

Rehusados frente al academicismo para imponer su arte ! Cuán descarado fue Picasso con sus Demoiselles d’Avignon ! Cuán descarados han sido los YBA ( Young british artists ) encabezados por Damien Hirst para revolucionar el arte de los años 2000 ! Pero, al mismo tiempo, hay en la obra de Mercè mucha frescura, una feliz y alegre presencia del color, un desparpajo que roza la ingenuidad y le da a su obra un toque de gran autenticidad.

Así que esperemos que no deje de ser descarada, al revés, que tenga la mirada bien fija hacia el futuro porque éste le pertenece.